domingo, enero 04, 2004
Boqueando en el suelo
Mi compañero de trabajo Howie se ha vuelto a caer. El suelo del eleva cargas esta resbaladizo debido a la lluvia. Los gorilas de la puerta le miran sin pestañear. Creen que esta borracho, pero no es así.
Me confeso, después de caerse por primera vez de camino al baño, que se sentía como un gilipollas cada vez que tropezaba, porque todo el mundo asumía que estaba borracho.
Siempre pensé que lo que tenia era un problema de rodillas. Error, Howie tiene una enfermedad degenerativa por la cual parte de su cerebro esta muriendo, justo la parte que controla el equilibrio y el aparato psicomotriz .
Allí bajo la lluvia esperando un taxi nos cuenta lo que le jode tener que estar dando explicaciones a la gente sobre lo que le pasa. Que a veces le gustaría llevar una camiseta que dijese “Tengo esta enfermedad, no estoy borracho”
Compartimos el taxi y de camino los distintos aspectos de lo que le pasa me son revelados. Simplemente vestirse cada mañana ya es todo un reto, ir al baño cruzando las miradas de tanta gente se convierte en una pesadilla.
Pero eso es lo de menos, lo peor es que no hay solución para a su problema , sabe que solo puede ir a peor, probablemente acabe en una silla de ruedas.
Se paso años bebiendo y metiendose de todo para anular esa certeza , pero ahora ha decidido aceptarse a si mismo y no aferrarse al que fue cuando el mal apenas era perceptible.
El prozac le ayuda a esbozar una sonrisa, pero siempre tiene ese gesto en la cara de alguien que sufre un dolor crónico. Como si esa sonrisa estuviese a punto de quebrarse.
Hago repaso de la noche, La recepcionista de mi trabajo tosió y tras la tos salió un vomito acuoso. El taxista que no paraba de masticar unas hojas rápidas, me pregunto si era de Hon-Kong.
Howie como un pez caído, desesperado por levantarse con movimientos espasmódicos no me pide ayuda por que es demasiado orgulloso.
Mi compañero de trabajo Howie se ha vuelto a caer. El suelo del eleva cargas esta resbaladizo debido a la lluvia. Los gorilas de la puerta le miran sin pestañear. Creen que esta borracho, pero no es así.
Me confeso, después de caerse por primera vez de camino al baño, que se sentía como un gilipollas cada vez que tropezaba, porque todo el mundo asumía que estaba borracho.
Siempre pensé que lo que tenia era un problema de rodillas. Error, Howie tiene una enfermedad degenerativa por la cual parte de su cerebro esta muriendo, justo la parte que controla el equilibrio y el aparato psicomotriz .
Allí bajo la lluvia esperando un taxi nos cuenta lo que le jode tener que estar dando explicaciones a la gente sobre lo que le pasa. Que a veces le gustaría llevar una camiseta que dijese “Tengo esta enfermedad, no estoy borracho”
Compartimos el taxi y de camino los distintos aspectos de lo que le pasa me son revelados. Simplemente vestirse cada mañana ya es todo un reto, ir al baño cruzando las miradas de tanta gente se convierte en una pesadilla.
Pero eso es lo de menos, lo peor es que no hay solución para a su problema , sabe que solo puede ir a peor, probablemente acabe en una silla de ruedas.
Se paso años bebiendo y metiendose de todo para anular esa certeza , pero ahora ha decidido aceptarse a si mismo y no aferrarse al que fue cuando el mal apenas era perceptible.
El prozac le ayuda a esbozar una sonrisa, pero siempre tiene ese gesto en la cara de alguien que sufre un dolor crónico. Como si esa sonrisa estuviese a punto de quebrarse.
Hago repaso de la noche, La recepcionista de mi trabajo tosió y tras la tos salió un vomito acuoso. El taxista que no paraba de masticar unas hojas rápidas, me pregunto si era de Hon-Kong.
Howie como un pez caído, desesperado por levantarse con movimientos espasmódicos no me pide ayuda por que es demasiado orgulloso.
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