COCOONES COTIDIANOS

Cocoones Cotidianos Ciudades .

Encapuchados y silenciosos adolescentes anónimos surcan las calles en sus bmxs plateadas. Como aviones espía registrando todo a su alrededor. Sombras circulando a vuelo rasante por las calles semivacías. Calles húmedas reflejan las luces de los supermercados, donde los reponedores hacen su trabajo como si tuviesen todo el tiempo del mundo. Un vigilante intercambia llaves con su compañero del turno de noche.
Cámaras de circuito cerrado parpadean. En una de las oficinas una luz sigue encendida
Nadie espera su llegada con los brazos abiertos, ni con las piernas abiertas ni con el plato sobre la mesa. La certeza de que no llegara a la cumbre le envenena el alma pero aun así no deja de hacer horas extras.
Al principio le llenaba de excitación, solía imaginarse fortuitos encuentros sexuales con alguien joven del departamento de contabilidad trabajando a tiempo parcial.
Nunca paso nada, todo el mundo tiene una vida fuera de la oficina, todos menos el.
Se resigno a masturbarse solitariamente de cara al rió de espaldas a la oficina, donde se erigían grúas como esqueletos de futuros edificios fálicos.
Desde la recepción el vigilante mira a todas las pantallas, esta aburrido. El ver al pobre hombre en su tarea diaria de autosatisfacerse ya no supone una novedad. Una mezcla de asco-pena le invade, como cuando vio por primavera vez a un borracho delirante meándose en los pantalones.
Este trabajo es muy aburrido, pero le deja suficiente tiempo para estudiar.
Habla lo mínimo para ser educado con los de la limpieza y cuando ya todos se han ido se pone a estudiar.
A veces se queda dormido sobre sus libros.