miércoles, abril 21, 2004
Ni si, ni no, ni blanco ni negro.
Otra de mis amigas se va de Londres, después de 10 años ha decidido que es mejor darse un descanso de esta ciudad que te llena de deudas y que puede romper tus sueños en mil pedazos. Como cualquier ciudad supongo.
A cuestas lleva su persona que intentará recomponer en Navarra antes de meterse de lleno en las capitales Ibéricas, para intentar ganarse la vida como actriz.
Después de prepararse en miles de cursos, obras de teatro y audiciones que no llegaron a materializarse. Da la sensación de que no hay sitio para las latinas en el candelero Británico, solo si encajas en la estereotípica imagen de española con acento marcado que hace de chacha o objeto de deseo del guiri vacacional.
Pobrecilla, ella que recita los clásicos anglosajones sin pestañear, tan neutro su acento que no sabrías donde ubicarla geográficamente, cuando lo que quieren es la española de la peineta la misma que se les quedo grabado en su memoria colectiva desde las primeras visitas a Benidorm allá por los 60.
Mi circulo se disuelve, cada vez quedamos menos y todos los que quedamos nos planteamos la misma pregunta “Volver y hacer que?, empezar de cero de nuevo?
Algo hemos dejado aquí de nuestra identidad para convertirnos en una especie anfibia que se mueve entre dos terrenos. Costumbres por desaprender, recordar las leyes no escritas que olvidamos y sobretodo quitarnos la manía de meter palabras inglesas en nuestra conversación en castellano.
No dejar que la inseguridad de los que no entienden lo que es ser bilingüe, te amargue el día. Esos que piensan que lo haces para vacilar, a los que no les entra que quizás la fluidez de tu propio idioma quede mermada por la falta de uso.
Voy a dejar de plantearme esa misma pregunta de “si vuelvo o no” basta de darle vueltas a este asunto que siempre me deja con la sensación de que estoy de paso cuando después de casi 8 años ya no puedo decir eso.
En dos años me lo pregunto denuevo.
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Otra de mis amigas se va de Londres, después de 10 años ha decidido que es mejor darse un descanso de esta ciudad que te llena de deudas y que puede romper tus sueños en mil pedazos. Como cualquier ciudad supongo.
A cuestas lleva su persona que intentará recomponer en Navarra antes de meterse de lleno en las capitales Ibéricas, para intentar ganarse la vida como actriz.
Después de prepararse en miles de cursos, obras de teatro y audiciones que no llegaron a materializarse. Da la sensación de que no hay sitio para las latinas en el candelero Británico, solo si encajas en la estereotípica imagen de española con acento marcado que hace de chacha o objeto de deseo del guiri vacacional.
Pobrecilla, ella que recita los clásicos anglosajones sin pestañear, tan neutro su acento que no sabrías donde ubicarla geográficamente, cuando lo que quieren es la española de la peineta la misma que se les quedo grabado en su memoria colectiva desde las primeras visitas a Benidorm allá por los 60.
Mi circulo se disuelve, cada vez quedamos menos y todos los que quedamos nos planteamos la misma pregunta “Volver y hacer que?, empezar de cero de nuevo?
Algo hemos dejado aquí de nuestra identidad para convertirnos en una especie anfibia que se mueve entre dos terrenos. Costumbres por desaprender, recordar las leyes no escritas que olvidamos y sobretodo quitarnos la manía de meter palabras inglesas en nuestra conversación en castellano.
No dejar que la inseguridad de los que no entienden lo que es ser bilingüe, te amargue el día. Esos que piensan que lo haces para vacilar, a los que no les entra que quizás la fluidez de tu propio idioma quede mermada por la falta de uso.
Voy a dejar de plantearme esa misma pregunta de “si vuelvo o no” basta de darle vueltas a este asunto que siempre me deja con la sensación de que estoy de paso cuando después de casi 8 años ya no puedo decir eso.
En dos años me lo pregunto denuevo.
martes, abril 13, 2004
Hombre Blanco Busca Disco Duro Externo.
Tengo una sana obsesión con la memoria. Soy nostálgico pero no pienso que todo lo pasado sea mejor, me gusta recordar, como quien le gusta andar en bicicleta, por pasear y ver el paisaje, no por sudar la fabada. En vez de olvidar quisiera recordar más.
Se borraron nombres primero, caras después y le siguieron las circunstancias en las que nos conocimos. Siluetas de gente que fue ahora me miran desde la fila de atrás moviendo la cabeza desaprobando, sin dar crédito “Como te pudiste olvidar de mi? Con lo que me querías y lo mucho que me dabas la plasta en párvulos?” “Lo siento no es mi culpa son estas células cerebrales que han decidido apagarse y dar paso a recuerdos nuevos, hay falta de espacio. Sabes, hay que desechar recuerdos que fueron salvados mas de 20 años atrás y que no tienen consecuencia directa con el presente” “Pero me seguías con la bicicleta hasta mi barrio, gritabas mi nombre, rebotaba por la plaza entre los edificios todos iguales” sin poder mirar en lo que una vez fue la cara de esa niña, le doy la espalda y pido perdón, bajito.
Un post de Vann me empujó a escribir esto.
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Tengo una sana obsesión con la memoria. Soy nostálgico pero no pienso que todo lo pasado sea mejor, me gusta recordar, como quien le gusta andar en bicicleta, por pasear y ver el paisaje, no por sudar la fabada. En vez de olvidar quisiera recordar más.
Se borraron nombres primero, caras después y le siguieron las circunstancias en las que nos conocimos. Siluetas de gente que fue ahora me miran desde la fila de atrás moviendo la cabeza desaprobando, sin dar crédito “Como te pudiste olvidar de mi? Con lo que me querías y lo mucho que me dabas la plasta en párvulos?” “Lo siento no es mi culpa son estas células cerebrales que han decidido apagarse y dar paso a recuerdos nuevos, hay falta de espacio. Sabes, hay que desechar recuerdos que fueron salvados mas de 20 años atrás y que no tienen consecuencia directa con el presente” “Pero me seguías con la bicicleta hasta mi barrio, gritabas mi nombre, rebotaba por la plaza entre los edificios todos iguales” sin poder mirar en lo que una vez fue la cara de esa niña, le doy la espalda y pido perdón, bajito.
Un post de Vann me empujó a escribir esto.
miércoles, abril 07, 2004
Guerras Económicas
Desde hace años un chico viene con bocadillos cada día a las doce, llega en vespino cargando su producto.
Nuestra oficina esta en el piso superior, así que siempre nos llega lo que las otras plantas no quieren. La selección es pésima y el precio abusivo. Sin embargo es un tipo afable con acento francés al que todos dicen adiós! o buen fin de semana Sándwich man!.
Un lunes llego otro hombre bocata y todos asumimos que el chico francés estaba de vacaciones. Tenia de todo, ensaladas, arroz con pollo al curry, zumos sanos y bocatas bien rellenos, además de aparecer a las 11 cuando el hambre más aprieta. La empresa para la que trabajaba el nuevo bocata-man tenia proyección de futuro, daba vales de descuento incluso tenían una pagina web donde encontrabas un menú muy completo.
Incluso para vegetarianos y/o gente alérgica . Una sopa de cardo con semillas de lino y sésamo de entrante y bocata de tofu y acelga en panes sin gluten como plato principal, señor? “un pepito con queso fundido para mi y un café doble con tres cucharadas de azúcar, gracias”.
A las doce como siempre el antiguo repartidor de montados apareció con su triste cesta llena de sobras y anunciando su llegada con un ¡Sándwich-Maaaan! Afrancesado.
Nadie se movió de su sitio, “ya vino el otro sándwich-man “ sin dar crédito pregunto “Y le habéis dejado entrar?” Asentimos. Con la cara encendida de rabia “ dijo bueno total casi no me queda nada” se dio la vuelta y se fue dando un portazo.
Se hizo un silencio en toda la planta sabíamos que había comenzado una guerra y que éramos responsables directos de ello. Nuestra falta de lealtad había desencadenado estos enfrentamientos feroces
Luchas feroces motocicletas con barras de ayer, gladiadores en sus carruajes.
Duelos de baguettes al amanecer, sangre en el asfalto mientras una lata de coca cola rueda descontrolada por el pavimento. Guerras Económicas, guerras de andar por casa.
Desde hace años un chico viene con bocadillos cada día a las doce, llega en vespino cargando su producto.
Nuestra oficina esta en el piso superior, así que siempre nos llega lo que las otras plantas no quieren. La selección es pésima y el precio abusivo. Sin embargo es un tipo afable con acento francés al que todos dicen adiós! o buen fin de semana Sándwich man!.
Un lunes llego otro hombre bocata y todos asumimos que el chico francés estaba de vacaciones. Tenia de todo, ensaladas, arroz con pollo al curry, zumos sanos y bocatas bien rellenos, además de aparecer a las 11 cuando el hambre más aprieta. La empresa para la que trabajaba el nuevo bocata-man tenia proyección de futuro, daba vales de descuento incluso tenían una pagina web donde encontrabas un menú muy completo.
Incluso para vegetarianos y/o gente alérgica . Una sopa de cardo con semillas de lino y sésamo de entrante y bocata de tofu y acelga en panes sin gluten como plato principal, señor? “un pepito con queso fundido para mi y un café doble con tres cucharadas de azúcar, gracias”.
A las doce como siempre el antiguo repartidor de montados apareció con su triste cesta llena de sobras y anunciando su llegada con un ¡Sándwich-Maaaan! Afrancesado.
Nadie se movió de su sitio, “ya vino el otro sándwich-man “ sin dar crédito pregunto “Y le habéis dejado entrar?” Asentimos. Con la cara encendida de rabia “ dijo bueno total casi no me queda nada” se dio la vuelta y se fue dando un portazo.
Se hizo un silencio en toda la planta sabíamos que había comenzado una guerra y que éramos responsables directos de ello. Nuestra falta de lealtad había desencadenado estos enfrentamientos feroces
Luchas feroces motocicletas con barras de ayer, gladiadores en sus carruajes.
Duelos de baguettes al amanecer, sangre en el asfalto mientras una lata de coca cola rueda descontrolada por el pavimento. Guerras Económicas, guerras de andar por casa.